Ni peli, ni serie, ni documental, ni cortometraje, ni monólogo, en esta ocasión voy a hablar del concierto de Tayor Swift que Netflix nos regaló para año nuevo.
¿Es que hay mejor manera de empezar el año que escuchando y viendo a esta prodigiosa intérprete?
Qué más da que la Filharmónica de Viena dé un concierto televisado el 1 de enero. Con lo aburridas que son las polcas, marchas y valses de los Strauss.
Es que no se puede comparar a Taylor con una orquesta de viejos tocando música para ricachones. Sólo con el porte en el escenario que tiene, su chorro de voz, esos movimientos pélvicos y esa mirada picarona a la par que angelical. ¡¡Si es que lo tiene todo!!