Vamos allá con nuestro capítulo de noviembre que cuenta con el hándicap de la ausencia de Paco Perez Cartagena (el culto). No obstante los demás vamos a tratar de sacar adelante esto como sea. Yo, Emilcar (el sexy) os hablaré de los albergues transitorios (guiño guiño); José Miguel Morales (el inteligente) os hablará de héroes de nuestra infancia y de cosas que quizá no debimos aprender de ellos. Para terminar Diego (el de las camisetas) nos contará algo que ojalá nunca ningún amigo nos tuviera que contar.
Enlaces de este capítulo
- Definición de albergue transitorio según la Wikipedia
- Vídeo de David Rees
- Tweet con la imagen citada por José Miguel
Ignacio Saeta Araujo dice
Buenas tardes Señores… si desean un análisis empírico del tema inicial, en VAlladolid, mejor dicho en su alfoz… disponemos de dos establecimientos al uso desde hace algo más de 10 años…
Saludos.
Ignacio Saeta Araujo dice
Saludos de nuevo, tras seguir en la escucha de lo que parecía un capítulo libidinoso… he acabado emocionado por la experiencia relatada. Sin duda uno de los mejores hasta la fecha. Solo apuntar que en los colegios públicos de los 70’s también se podía disfrutar de atenciones que hoy consideraríamos sadismo y cuyos ejecutores y “ejecutoras” (si ellas hablaran…) provenían de la depuración franquista iniciada en fecha tan temprana como indica el “decreto del 8 de noviembre de 1936”. El resultado final obviando datos específicos, es que la falta de profesorado se cubrió con excombatientes y familiares De los mismos en oposiciones ad hoc.
Sin otro particular, reciban un muy cordial saludo.
diegoujaldon dice
En mi época y en mi experiencia el problema lo tuve con los compañeros, no con los profesores. Lo de ese profesor fue un caso esporádico que sólo me ocurrió esa vez. Lo preocupante era el ambiente de competitividad y mala leche frente al débil o al diferente. Esa falta de piedad, esa crueldad frente al que no se defendía propiciada por un ambiente familiar y escolar en el que se inculcaba el elitismo por encima de los valores cristianos que deberían abanderar dicho colegio. De todas formas eran otros tiempos y otros usos y costumbres que no sé si en la actualidad se siguen dando en ese colegio.
Luis Miquel dice
Me sabe muy mal, pareces buena persona y nadie debería pasar por eso y menos durante tres largos años. en mi colegio habían los típicos abusones que se aprovechaban de los más débiles para entiendo destacar sobre el resto, o vete tú a saber. Por suerte soy ser de corpulencia fuerte y en casa me inculcaron buenos valores, el típico » trata a los demás como quieras que te traten a ti» el “por favor y gracias» y otros tantos más. Gracias a ello Y con la ayuda de otros compañeros que pensaban como yo conseguimos mantener a ralla a los abusones, normalmente por las buenas. Me hubiera gustado estar en tú colegio O tú en el mío, y así haberte enviado ese mal trago. Pero como bien dice Emilio, todas las vivencias que has tenido te han convertido en la persona que eres. Y la persona que eres «mola mucho» un abrazo.
Andres dice
¡Buenos días!
Como argentino (también residente en España) y ex-usuario de «telos», hay un par de cosas que no son del todo correctas en lo comentado, al menos según mi experiencia en mi ciudad (Mar del plata):
– No a todos los telos se entra con coche ni están en las afueras de la ciudad. Los que sí, suelen ser para ir «de trampa», como dijo Javier.
– Al telo se puede ir con la novia, sin duda. Es, quizás, la única forma de tener un lugar tranquilo donde retozar cuando se es joven y sin techo propio.
– Hay sala de espera, sobretodo en los del centro de las ciudades porque no son muy grandes. Es bastante cómica la situación de estar con tu pareja (normal o momentánea) en una salita junto a otras parejas haciendo como si nada, jaja.
– Y sí, siempre pensé que sería un gran negocio importar esta «institución» a Europa, pero imagino que sería complicado tenerlo en regla.
Poco más. El podcast me parece genial, ojalá más seguidos los capítulos.
¡Saludos desde la vecina Alicante!
Nacho Cuevas dice
Pues ha sido mi primer «romanos». Los podcast de más de 30 minutos siempre me han tirado para atrás. Me ha gustado mucho. Me he reído con los «telos». Tengo amigos argentinos que se extrañaban de que aquí en Murcia sólo pudieran ir a la ¡¡¡Cresta del Gallo!!!. La cancioncita, como padre de 2 monstruos de 5 y 9 años la tenía más que aborrecida. Y el final ha sido un muy emocionante. Como Diego, yo también tuve lo mío en un colegio católico y que menos mal supe reconducir y es cierto que, a la larga y ante determinadas situaciones esa mala experiencia pasada ha forjado una capacidad de resistencia de la que a veces yo mismo me sorprendo.
Enhorabuena por el podcast. Ya me he suscrito en Spotify. ¡Mis dieses!
Adrián dice
Buenas tardes, muy bueno el último episodio como siempre. Acá desde la ciudad originaria de los «Telos» me permito hacer algunos aportes. Hace mucho tiempo ya que no está mal visto ir con tu novia o incluso esposa. En los más económicos es comun que el acceso no sea automátizado y puede ser que te toque esperar como si fuera la sala de espera de un médico. Ultimamente es un negocio que está decayendo, han cerrado varios en la ciudad, incluso algunos se han convertido en garage. Altamente recomendable el clásico del cine argentino «La cigarra no es un bicho» (https://es.wikipedia.org/wiki/La_cigarra_no_es_un_bicho), que transcurre toda la historia en un telo. Saludos para todos los Romanos y felices fiestas!