He dejado de ser «caballito blanco». Mi experiencia con el hermano Covid está teniendo lugar. Y de paso una vacunación natural. Ha sido un tanto «brote», fue rapidísmo el surgimiento de fiebres alta, dolor de cabeza y tos improductiva. Y tengo la sensación de que la siesta de ayer perdiéndome la segunda parte del partido de España en el mundial del País de gobernantes sátrapas, antidemocráticos, teocráticos y un poco asquerosos, la enorme sudada que me di en la cama, ha marcado el rubicón de la enfermedad.