Como si de Paul Auster se tratara, he vivido una increible conexión de mi vida y la vida de otra persona, nicaragüense, en mi despacho de trabajo social. La capital de Nicaragua y dos personas que dirigieron el Banco Central de Nicaragua de forma correlativa en pleno cambio de régimen de la dictadura somocista a la, entonces, revolución sandinista. Y dos familiares nuestros en medio del fuego de morteros.