Bienvenidos al mundo de las viñetas.
Desde 1964 la mala vista de Rompetechos ha corrido paralela a la de su creador, Francisco Ibáñez, que en un claro rasgo de inteligencia fue capaz de reírse de su propia miopía para dotar a este personaje (Ibáñez siempre reconoció que era su creación favorita) de un carisma especial.
Confusiones sin fin, personas que no le responden cuando Rompetechos les habla pero que en realidad son farolas, escobas o semáforos, encargos imposibles, carteles que leídos por él resultan decir algo completamente desacertado a la par que hilarante. Siempre con historias cortas, muchas de una sola páginas, unas pocas de apenas media docena, no eran necesarias demasiadas viñetas para provocar un caos que bien podría haberse evitado con una revisión oftalmológica.