Pasamos del discurso del cambio climático y de una nueva extinción masiva al tecno optimismo sin solución de continuidad. Me da igual que sea pensar que el vehículo eléctrico o comer carnes sintéticas va a acabar con el CO2, que investigar en el diseño de complejas soluciones de captación de CO2 a nivel global. Nos fascina tanto la tecnología, que se nos hace inexplicable que no podamos resolver todos los problemas humanos con un click en algún avanzado aparato diseñado en California o Alemania y ensamblado en China. Nos contamos cuentos todo el rato para no renunciar a este suicida modo de vida.