Como en la canción de Santiago Auserón en Radio Futura, hemos acorralado la desnudez y el tocarnos en el rincón de la sexualidad. No en todas las culturas por igual. Me pregunto si es posible que, como especie y respetando los gustos y querencias individuales, nos toquemos más, de forma placentera, consentida y sin atribuciones sexuales.