Lo ocurrido en Valencia demuestra que cuando un gobierno como el de Pedro Sánchez gobierna mirando por los retrovisores, la labor de gobierno se resiente. Se dejan de tomar medidas y se pierde tiempo. Como cuando en la fórmula 1 un piloto está pendiente de su perseguidor y deja de pisar el acelerador para hacer buenos tiempos y entra de forma defensiva en cada curva con trazadas incorrectas. Gobernar así puede ser peor que gobernar. Porque puedes gobernar mal y ese es el recuerdo que quedará para elecciones venideras. Pan para hoy y hambre para mañana electoralmente y mal gobierno desde ya.