¿Es esta filosofía estoica, que nos pide centrarnos en la virtud interna, una excusa para la indiferencia externa? ¿Se está utilizando a Séneca para justificar el individualismo extremo y, peor aún, para vendernos la idea neoliberal de que el mundo mejorará si simplemente «cada uno se ocupa de lo suyo» y abandona lo colectivo?