Imagina que hoy, hace exactamente 45 años, una pequeña nave espacial nos abrió los ojos a un mundo que hasta entonces solo habíamos imaginado. No fue Marte, no fue la Luna… fue Saturno. Sus anillos, esos icónicos y misteriosos círculos de hielo y roca, fueron revelados por primera vez en imágenes que cruzaron más de mil millones de kilómetros hasta llegar a nosotros.
¿Qué significó aquel instante para la humanidad? ¿Y qué secretos sigue guardando hoy esa pequeña mensajera interestelar que llamamos Voyager?
