Cada 1 de enero, millones de personas en todo el mundo encienden la televisión para escuchar música alegre, elegante, casi inocente. Valses, polcas, flores, aplausos medidos. Viena. Año nuevo. Tradición.
Pero pocas tradiciones culturales tan globales tienen un origen tan incómodo. Tan poco contado. Tan cuidadosamente suavizado con el paso del tiempo.
Hoy vamos a hablar del Concierto de Año Nuevo, de su nacimiento, de la ocupación nazi de Austria, y de cómo una tradición creada en un contexto oscuro terminó convirtiéndose en un ritual global aparentemente desideologizado
