Pedro María Sánchez Amado

A raíz de un aviso por SMS, de la embajada de EEUU en España a una amiga con doble nacionalidad en las fiestas navideñas, te planteo una reflexión sobre vivir con miedo.

Cada vez recibo más consultas en las redes, por privado o, incluso, en mi labor profesional, sobre la energía, sus contratos, sus tarifas, sus empresas, los conceptos de las facturas. Este puede ser el episodio definitivo si he conseguido explicarme bien.

Dorado y con el apelativo de premium. Así son la portada y el nombre de una nueva extensión de la aventura podcastera de un hermano de trinchera. El lunes fui el primer suscriptor de Emilcar Daily Premium y pocas veces he tenido tantas ganas de pagar por algo.

Dos cuestiones, aparentemente inconexas, que me han llevado a una reflexión muy personal (y quizás caótica) sobre hacia dónde va nuestro mundo.

A raíz de un comentario con fotos en Twitter o Mastodon de un viajero de paso por Bilbao, que buscaba en un centro comercial dónde cargar su coche y se encontró que todas las plazas estaban ocupadas por vehículos cuya carga ya había terminado (especial híbridos enchufables de baterías minúsculas que se cargan en minutos), ytraigo una reflexioón para ti, que trasciende este problema del primer mundo, y que vuelve a ahondar en con qué ética usamos los distintos recursos. Especialmente los públicos o gratuitos.

El sábado mio cara, sobre todo mis labios y el mentón, empezaron a inflamarse a las 7:00 am, podoc después de que me despertara. Ni la prednisolona que me recetó el médico para estas situaciones consiguió quitármelo, aunque quizás sí parar un proceso que hubiera sido más grave. Tuve que desplazarme a un PAC de Osakidetza, recibir otra dosis mayor vía pinchazo intramuscular y, ahora, esperar a mis analíticas, programadas para hoy y cuyos resulgtados llegarán en unos días. Os seguiré contando, porque el bultito de la ceja también ha vuelto años después.