“The Little Prince” (La pequeña princesa), es el cuarto episodio de la quinta temporada de Lost, emitido originalmente el 4 de febrero de 2009. Un episodio en el que, más que grandes giros argumentales, vemos cómo se empiezan a atar cabos sueltos, preparar nuevas revelaciones y conectar líneas temporales.
La acción arranca en la isla, concretamente el 1 de noviembre de 2004. ¿Cómo lo sabemos? Porque Locke reconoce la luz de la escotilla y rememora el día en que Boone murió. Deciden dirigirse a la orquídea para intentar frenar los saltos temporales. El plan no es muy elaborado, pero tampoco hay muchas alternativas cuando el tiempo salta sin previo aviso.
Durante uno de estos saltos, Sawyer presencia a Kate ayudando a Claire a dar a luz a Aaron, y por un instante se plantea intervenir. Pero la gran regla se impone: «Lo que está hecho, hecho está». No hay que tocar el pasado.
Mientras tanto, Miles empieza a sangrar por la nariz, lo mismo que le ocurre más tarde a Juliet. Faraday da explicaciones confusas: que si el tiempo en la isla, que si haber estado antes allí… pero en realidad nadie tiene muy claro por qué unos sangran y otros no.
En uno de los saltos, el grupo encuentra el campamento destrozado… y una botella de agua de Ajira Airways. ¡Primera mención a esta aerolínea! Juliet, que lo sabe todo, lo identifica. Una pista que anticipa futuros viajes… y futuros supervivientes.
Intentando llegar a la orquídea en canoa, son atacados por otra embarcación. ¿Quién dispara? Nunca lo sabremos. Pero entre los disparos y los saltos temporales, lo único claro es que el grupo cada vez está más mareado, literal y narrativamente.
Finalmente, otro salto los lanza al 18 de noviembre de 1988, fecha en la que llegan a la playa donde veremos, en el próximo episodio, el naufragio del barco francés de Rousseau.
En 2005, tras ser rescatados por el barco de Penny, Kate y Jack discuten qué hacer con Aaron. Kate quiere quedarse con él, Jack está dispuesto a respaldarla… siempre que ella acepte mentir sobre lo ocurrido en la isla. Un pacto un tanto dudoso, pero así es Lost.
En 2007, un abogado llamado Dan Norton presiona a Kate cuestionando la maternidad de Aaron. Ella intenta negociar con él: se hará la prueba de ADN si le dice quién es su cliente. Spoiler: no cuela. Más tarde sabremos que el cliente es Ben, pero por el camino la historia nos lanza un par de cebos falsos, como la aparición de Carol Littleton, la madre de Claire, que solo está en Los Ángeles por una indemnización de Oceanic.
Mientras tanto, Jack intenta cuidar a Saeed en el hospital, hasta que un falso enfermero intenta sedarlo (¿matarlo?). Saeed, con sus reflejos de ninja, lo neutraliza y descubre una dirección en su bolsillo… que resulta ser la de Kate. Todo muy sutil.
Ben, por supuesto, está detrás de todo. Admite sin vergüenza que ha presionado a Kate porque quiere que vuelva a la isla. Y su frase estrella, lanzada como daga en plena reunión con Jack, Kate y Sayd, es:“Es que no es tu hijo, Kate.”
Y claro, viniendo del mismo que secuestró a Alex y la crió como suya, pues tiene delito.
Mientras todo esto ocurre, vemos a Sun (Sam en el resumen) observando la escena desde una furgoneta, con Aaron dormido en el asiento de al lado… y una pistola que le han enviado en una caja de bombones. No parece el mejor momento para una reunión familiar.
“The Little Prince” no es uno de los capítulos más espectaculares, pero cumple su función: conecta hilos, siembra pistas (como la botella de Ajira), empieza a reagrupar a los Oceanic Six y prepara el terreno para lo que viene. Un episodio de tránsito que, como dice Joan, era necesario para que las piezas encajasen antes del siguiente gran salto.