«LaFleur» es el octavo capítulo de la quinta temporada de Lost, emitido el 4 de marzo de 2009. Un capítulo bisagra que nos transporta directamente a la iniciativa Dharma en su apogeo y que marca una transición importante para varios personajes clave de la serie. A partir de aquí, ya no somos solo supervivientes en una isla misteriosa: ahora jugamos a infiltrarnos entre científicos hippies, seguridad armada y flashes temporales que por fin se detienen.
El último salto… y una estatua egipcia con cabeza de cocodrilo
Todo empieza justo cuando Locke recoloca la rueda. En el otro lado del flash, Sawyer, Juliet, Miles y compañía experimentan una última sacudida. Lo saben porque ya no hay dolor de cabeza, ni narices sangrantes, ni más flashes. Pero el entorno también ha cambiado: estamos en 1974 y, por un instante, vemos por primera vez la estatua egipcia completa. Esa que solo conocíamos por su pie. Un momento clave para los fans más frikis.
Sawyer toma el mando y… miente (como Jack)
Ya instalados en 1974, el grupo rescata a una mujer llamada Amy de un ataque por parte de los Otros. Matan a dos de ellos en defensa propia y, para evitar represalias, Sawyer improvisa una historia: son náufragos que venían de Tahití. Así se presenta como “Jim LaFleur”, el capitán del barco que no existe. Una identidad falsa, pero muy útil.
Amy los lleva al campamento Dharma, donde conocemos a Horace, líder del asentamiento. El grupo es retenido y la confianza no es inmediata. Pero la astucia de Sawyer, sumada a sus conocimientos del futuro, le permite negociar con Richard Alpert (sí, aparece Richard) y evitar una guerra. A cambio, entregan el cuerpo del marido de Amy, Paul, asesinado por los Otros.
Dos semanas… que se convierten en tres años
Lo que iba a ser una estancia temporal acaba siendo una nueva vida. Saltamos a 1977. Sawyer ya es jefe de seguridad, Juliet es médica de confianza (aunque arrastra traumas de partos anteriores) y el grupo vive integrado en Dharma como si siempre hubieran estado allí.
Amy, la mujer rescatada, ahora es pareja de Horace y está embarazada. Justo cuando él tiene una crisis existencial por descubrir que ella aún guarda un recuerdo de su difunto marido, Amy rompe aguas. Juliet accede a asistir el parto, aunque con reticencias, y lo consigue con éxito: el bebé nace sano. ¿Quién es ese bebé? Ethan, el futuro médico siniestro de los Otros. Lost nunca deja de cerrar círculos.
Juliet y Sawyer: amor en tiempos de Dharma
Después del parto, vemos una de las escenas más luminosas de la serie: Sawyer recoge una flor y se la entrega a Juliet en su casa. Viven juntos. Se aman. Se besan. Han formado una vida en la isla. A diferencia del amor tormentoso entre Jack y Kate, esto parece más real, más reposado. Y Juliet, por fin, parece feliz.
Sawyer ha superado a Kate. O al menos eso dice. En una conversación con Horace, afirma que ya ni recuerda su cara. Que si alguien se va, no siempre vuelve.
Hasta que vuelven…
Justo cuando creemos que los protagonistas por fin tienen algo de paz, llega el último giro. Jin llama por radio. Ha encontrado algo… o alguien. Sawyer se pone nervioso. Se sube a la furgoneta sin decir dice nada a Juliet. Mal, muy mal. Y ahí se encuentra con Jack (meh…), Hurley (meh…), y KATE (ohhh), que le sonríe como queriendo decir «how you doin'»… (si no lo entendéis, escuchad Colegas, el podcast sobre friends).
“LaFleur” nos da respuestas, cambia el ritmo, redefine el escenario y nos presenta nuevas dinámicas de poder y de relaciones. Vemos la iniciativa Dharma desde dentro, entendemos cómo Sawyer y Juliet se reinventan, y al mismo tiempo, sentimos que todo eso que han construido puede desmoronarse con una sola llamada. Porque en Los, el pasado nunca se queda quieto.