En este capítulo de Still Lost, hablamos de “The Life and Death of Jeremy Bentham”, séptimo episodio de la quinta temporada de Lost, emitido el 25 de febrero de 2009. Aquí se nos revela qué pasó con John Locke después de girar la famosa rueda de la isla… y antes de reaparecer, vivito y coleando, en la orilla como si nada hubiera pasado.
Aparece en Túnez, porque claro, cuando giras el volante mágico de la isla, aterrizas en medio del desierto. Allí lo recoge un equipo que, como buen deus ex Widmore, ya lo está esperando. Lo llevan a un hospital y luego se despierta con Charles Widmore a su lado, quien le suelta un bombardeo de revelaciones y herramientas: carpetas con la localización de los Oceanic Six, dinero, un coche, chofer (Abaddon), un móvil con su número y, por supuesto, una nueva identidad: Jeremy Bentham. Todo bien organizado. ¿Por qué? Porque, según Widmore, Locke es el elegido para salvar la isla y tiene que traer de vuelta a todos.
Locke se lanza a la tarea y, como era de esperar, fracasa en cada intento. Said está construyendo colegios en Santo Domingo y no quiere saber nada. Walt ha soñado con Locke, pero queda fuera del plan (por ahora). Hurley cree que Locke es una aparición más y se pone a gritar hasta que lo encierran. Kate le suelta verdades dolorosas y lo acusa de no haber querido nunca a nadie. Jack le dice que no quiere saber nada de su padre ni de Locke ni de la isla.
Uno tras otro, todos le dicen que no. Locke arrastra su silla de ruedas (porque al salir de la isla ha vuelto a quedarse paralítico), cada vez más cansado y frustrado.
Después de tantos rechazos, Locke decide suicidarse. Escribe la famosa nota para Jack (“Ojalá me hubieras creído”) y se dispone a colgarse… Pero justo cuando está a punto de hacerlo, aparece Ben, lo salva y lo convence de que todavía tiene un propósito. Durante esa conversación, Locke menciona a Eloise Hawking, y al oír ese nombre, Ben lo mata sin dudar. Así, sin más. Un asesinato más a la lista de Ben, que aquí se vuelve especialmente crudo.
Locke muere. Literalmente. Pero no termina ahí.
El episodio cierra con los supervivientes del vuelo Ajira Airways 316, entre ellos César e Ilana, explorando una estación Dharma. Descubrimos que el avión ha aterrizado entero (porque lo pilotaba Lapidus, claro) y que hay un pasajero que no aparece en la lista: un calvo cubierto con una manta.
Sí, Locke. Está vivo. O eso parece.
Este episodio es una mezcla entre tragedia personal y puente narrativo. Locke fracasa estrepitosamente como reclutador, es manipulado por todos, asesinado por Ben y, aun así, regresa a la isla. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Es él realmente? Las respuestas empezarán a llegar, pero este capítulo es clave porque muestra el sacrificio de Locke y la gran mentira que lo rodea. Una pieza central en el puzzle de Lost.