En nuestro día a días sufrimos diversas fricciones, tanto digitales como físicas. Es el momento de eliminarlas.
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#AtaqueALasFricciones Me comprometo a hacer una copia de llaves del garaje para dejar en casa. No quiero volver a hacer guardia en la puerta a las 07 de la mañana hasta que alguien me abra los días que me las dejo dentro del coche el día anterior!!!! Ya he hecho guardia 3 veces.
Filosófico, pero interesante este episodio. Yo estoy intentando hacer lo que comentas. Dejo una de mis fricciones actualmente solucionadas: en la ducha tenemos unos dispensadores de gel y champú, que tienen una pequeña ventanita para que veas cuando se están acabando. Cuando empiezas a ver que el nivel desciende por la ventana, piensas: «Bueno, aún queda». Cuando llega al final de la vetanita, y empiezas a entrar en reserva, piensas: «Ah, tengo que recargarlo. ¡Ahora cuando salga y me seque!». Pero claro, se te acaba olvidando porque como dices, «estas a otra cosa», estás a secarte, vestirte, etc. Y aunque no han sido muchas, ya me ha pasado alguna vez de ir a ducharme y no tener (casi) gel. Así que mi solución ha sido poner una tarea periódica cada X tiempo para rellenar el dispensador.
Un buen método para beber agua a diario sería desayunar churros o pizza,aunque creo que no es la solución jaja por cierto mi única fricción es intentar abrocharme los pantalones a diario por culpa de esos dichosos churros…gran episodio
Ahí va mi pequeña lista:
• Terminar con mi insufrible síndrome de Diógenes digital: limpiar discos duros, iCloud, aplicaciones, etc…
• Hacer un poco más de deporte, aunque sea andar 30 minutos diarios
• Poner a funcionar de una vez el marco de fotos digital que jamás he conseguido que funcione bien, o ponerlo en Wallapop. 😉
– Ordenar y clasificar las llaves de mi comunidad de vecinos de la cual soy presidente.
– Ordenar el trastero.
– Comprar nuevas alfombrillas para el coche.
Mi fricción es el zapatero de la entrada. Meses sufriendo por una disposición incorrecta del calzado (tiene 2 bandejas a distinta altura) y por no perder 30 segundos en reordenar siempre tenía los zapatos más habituales a la peor altura.