Eso es lo que muchas veces me he preguntado. Y es que, aún habiendo dejado de vivir en esa casa hace años, sigo encontrando los dichosos pelos en algunas de mis pertenencias.
Suban, estrujen, bajen: die Pfefferminze – la menta
Al igual voy yo a perder el tiempo frotando. Ni que viviese en el siglo XIX…
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