¿Comemos transgénicos? ¿Es peligroso? Veamos cómo hemos llegado a un mundo con transgénicos, algunos casos famosos, qué son realmente, algunos de los argumentos en contra de su uso… y por supuesto, una opinión personal. Los transgénicos han llegado para quedarse, y habrá que ver cómo se regula su uso (y disfrute de beneficios), pero lo mejor es hacerlo de forma informada, y no cerrarse en banda asumiendo que lo natural es mejor. ¡Mutar es natural! ¡Viva la evolución!
Rocío dice
¡gracias por este podcast (en general) tan ameno y sobre todo tan interesante! y gracias por este podcast 16, que aclara tantas cosas sobre los transgénicos… eso sí… para otros programas, puesto que nos animas a poner dudas…? lo de los productos Eco-Bio, alguna diferencia debe de tener con los normales, no? más allá de que vengan o no de lejos o de que se gaste mucha agua en los pastos de esa vaca… llevan menos antibióticos? menos pesticidas? No han dicho hace poco que precisamente la dosis de pesticidas puede ser apta para consumo humano pero la mezcla de ellos quizá ya no?
gracias!
Carmela García dice
Muchas gracias Rocío! En algún momento voy a tener que hacer un especial preguntas y respuestas, y te guardo en la lista de gente a la que pedirle que me mande sus dudas 🙂
Para que un producto pueda llamarse Eco, tiene que cumplir una serie de requisitos, entre los que están usar sólo productos de una lista autorizada (o que sean naturales, entiéndase, no comerciales), que las semillas se hayan producido ecológicamente, que el pienso con el que se alimenta se haya producido ecológicamente, etc. Lo que hace es, en gran medida, limitar el uso de fitosanitarios. Un ejemplo fácil: en la costa de Galicia el suelo es ácido, tradicionalmente lo hemos solucionado utilizando conchas de marisco trituradas como fertilizante. Una alternativa es comprar carbonato cálcico. Lo que llevan las conchas que hace que no sea ácido es carbonato cálcico. ¿Considerarías peor algo fertilizado con carbonato puro que algo fertilizado con conchas de marisco que llevan mil cosas más? Ese es el punto donde yo veo el problema. Sí considero que es bueno regular que no se machaquen los suelos, pero las soluciones ecológicas no siempre son de por sí mejores, simplemente parecen más naturales. La otra parte, la de tratar mejor a los animales, suele ir incluida (sí hay una regulación), pero es algo independiente. Las granjas de nuestros abuelos, para que nos hagamos una idea, no habrían conseguido el sello de ecológicas, porque seguro que no cumplían todos los puntos de la normativa vigente.
En general en ganadería ecológica se usan menos antibióticos, pero eso es muchas veces a cambio de sacrificar animales enfermos o empeorar su vida (en algunos casos se permiten sólo X tratamientos, y hay que elegir qué le curas). En otros casos lo que se hace es extender el tiempo entre el tratamiento y la venta. Eso depende de cada sitio, y los productos Eco que nos llegan en muchos casos no son locales (yo en Suiza he comprado lechugas Eco murcianas, por ejemplo). En cualquier caso, la cantidad de antibióticos y/o pesticidas que nos llegan a nosotros está muy por debajo de los niveles en los que pueden suponer un problema. Pueden ser un problema a otro nivel, pero no por su consumo. Yo tendría mucho más miedo de consumir algo contaminado con bacterias que de consumir cantidades mínimas de antibióticos con la carne.
En mi opinión, los productos Eco son una alternativa más. Si es la forma que tenéis de conseguir fruta buena, adelante. Pasan controles y esas cosas, en ningún caso van a ser perjudiciales. Pero desde mi perspectiva, es mejor centrarse en comprar alimentos de calidad y no en la etiqueta que lleven. Personalmente defiendo la compra de productos de granjas/huertas locales porque normalmente es fácil saber cómo generan sus productos, y puedes tener la tranquilidad de que usan pocos fitosanitarios y que sus vacas viven felices, pero sin tener que ceñirse a unas normas que a mi me parecen excesivas. Vosotros ahí lo sabéis bien: hortalizas que podéis comprar a una señora en la plaza, durarán menos en la nevera pero tienen más sabor. Esa señora no podrá ponerle sello de Eco, pero sabe bien y alimenta, que es lo importante.
Y ya dejo de enrollarme y me apunto el tema. Prometo que dedicaré un episodio a explicar cómo se regula si se puede poner el sello o no, pero dejaré un hueco, que luego me quedo monotemática.