Y cuando más aceleroooooo, mas calentito me pongooo… Estoy seguro que eso es lo que piensan los repartidores de correo suizos cuando van con su moto entregando las cartas en su destino predestinado.
Suban, estrujen, bajen: Ich glaub mein Schwein pfeift – Sí, y las vacas vuelan.
No os perdáis el próximo capítulo de Eureka, será para merase de risa…