La tensión, antes de la operación de castración, se cortaba en el ambiente.
Los cirujanos anestesiaron a Cai y le untaron sus genitales con un aceite desinfectante.
Con la hoja de un cuchillo muy afilado cercenaron de forma precisa su pene.
Liberaron los conductos urinarios y los conductos espermáticos se replegaban e insertaban en la carne.
A Cai le esperaba una larga recuperación pero por suerte sobrevivió a ella. Ya era eunuco, en el antiguo imperio chino.
Cai procedía de una familia pobre. Entró al servicio de la corte imperial como eunuco en el año 75, y fue ascendiendo en su trabajo bajo el gobierno del emperador He. En el año 89 fue promocionado al taller imperial, encargándose de la fabricación de instrumentos y armas.
Los emperadores pensaban que sólo un eunuco —sin ataduras familiares o deseos carnales— podía serle fiel a su señor, si éste caía en desgracia; así mismo, eran los personajes perfectos para custodiar a las concubinas del emperador y a los mensajeros recluidos en el palacio. Pero también realizaban trabajos muy especializados como en el caso de Cai.
En su vida diaria tenía un gran complejo de inferioridad. Vestían con una larga túnica y pantalones grises, eran sumiso por lo general, y tenía un retraído caminar.
Quizás por esta condición desarrollaría otras habilidades intelectuales, interpersonales , de consejo e incluso de manipulación.
Cai también era muy inteligente y observador y estaba decidido a sacar partido de ello.
Cada vez más sus trabajos en el taller progresaban. Llegó a obsesionarse con ser una mano influyente del emperador. Y debía encontrar el camino para realizar su objetivo.
Normalmente pensamos en las presentaciones de forma idílica a un cliente, al comité de validación de turno. Pero hay otras presentaciones muy importantes que son las que hacemos a nuestros propios equipos.
La verdad es que tenemos que acostumbrarnos a todo tipo de receptores de nuestras presentaciones. Nos vamos a encontrar a gente de todo pelaje. Incluso dentro de nuestros equipos.
Casi seguro que en vuestros equipos hay personas que profesionalmente pueden estar un punto por delante de la media: por experiencia, por aptitudes excepcionales, por valía personal …
Y en muchas ocasiones, demasiadas para mi gusto, este tipo de personas se convierten en un pieza clave en el equipo: además de dar un valor añadido muy valorado, realizan un efecto de llamada y son una bandera a la que seguir por el resto de los miembros del equipo.
Así que, este moderno «influencer», puede presentarse como un buen aliado en el cohesionado del equipo o … en uno de los caballos de troya para dinamitar los objetivos globales
Pues bien, llega el momento de realizar una presentación al equipo: en este caso es una iniciativa tuya, para presentar un plan de acción pero que tiene efectos colaterales: cargas adicionales de trabajo, cambios en la forma de hacer las cosas o incluso en una idea arriesgadas de ejecutar.
Es en ese momento, cuando lo ves venir: por cualquiera de las razones anteriores, tu influyente colaborador va a decir que no. Y como efecto inmediato vas a tener un retraso o peor un punto de bloqueo en la consecución de tus objetivos.
De nuevo no hay recetas mágicas para afrontar este tipo de presentaciones, donde ves la oposición de tu colaborador particular al plan de acción. Y tengo de decir que he probado varias cosas, con el mismo ratio de acierto o fracaso: os dejo algunas por si os sirven …
1/ Tentativa o acuerdo previo con el o ella, antes de la propuesta en presentación formal. Es la forma más lógica: buscas el apoyo, entender su razonamiento y evaluar si realmente estás en línea. Si realmente es así, no habrá problemas. En caso contrario, si tu propuesta es contraria y decides seguir manteniéndola como propuesta final, obtendrás un sonoro «ya te expliqué que eso no puede ser» en medio del equipo. Así que es posible que de nuevo estemos en la casilla de partida.
2/ Hacer valorar una tercera opinión, de alguien de rango superior, como propositor de la propuesta. Este rango superior aminorará y suavizará automáticamente las posturas dentro del equipo. Un aliado estratégico hace sin duda las cosas más fáciles.
3/ Y mi favorita, la psicología inversa. En alguna ocasión lo probé con acierto. Se propone en la presentación el camino diametralmente opuesto al deseado y por el principio de oposición de tu colaborador influyente, su postura será lo que inicialmente hubieras querido adoptar. Esta forma es muy arriesgada pero muy efectiva cuando la polarización del equipo está muy determinada. Puede ser válida a corto plazo, puesto que consigues un triunfo en una batalla aunque nadie más lo sepa, (será nuestro secreto). Y un subidón de ego para el equipo, quien interpone un criterio frente al director de la presentación o el proyecto en este caso. Si se nos va de las manos, la estrategia puede crear un descrédito de tu figura como gestor, pero reconociendo inmediatamente tu propuesta errónea también te aporta un aspecto dialogante.
Eso sí, en caso de ser descubierto, no habrá quien levante tu fama de manipulador nunca más.
Su obsesión le hizo perder muchas horas de sueño. Quería entrar en la corte del emperador como el inventor de algo revolucionario o perfeccionando algo ya existente. Y lo hizo con lo que hoy llamaríamos … papel.
Cai Lun perfeccionó la técnica de elaboración del papel de la época mediante la impermeabilización de encolados a base de almidón, de arroz y zumo tororo aoi.
Todos estos materiales se trituraban de forma cuidadosa y eran sumergidos en enormes tinas agua para hacer una pasta. Eran removidos cuidadosamente durante varios días. Para su secado, se extendían al sol largas láminas, lo más delgadas posibles.
Un cuento popular narra que cuando Cai Lun mostró el papel al pueblo chino, se burlaron de él. Con el fin de impresionar a la gente con el poder mágico del papel, simuló su muerte y se enterró a sí mismo con un tubo de bambú para poder respirar. Siguiendo sus instrucciones, sus amigos quemaron papel sobre el ataúd, y lo sacaron de la tierra, vivo otra vez. La quema de papel sobre las tumbas sigue siendo una tradición en China.
El emperador He de Han se mostró satisfecho con la invención y concedió a Cai Lun un título aristocrático y grandes riquezas. Finalmente llegó a a ser considerado incluso como una divinidad por este proceso.
Sin embargo, la ambición de Cai era mucho más que la de pasar a la historia por la creación de papel.
Las intrigas cortesanas de las que había participado se volcaron en su contra. Al morir la emperatriz, la nueva esposa del emperador, ordenó que Cai Lun fuera a la cárcel. Para evitar su destino, Cai Lu tomó veneno y se suicidó en el año 110 d.C.
Los restos de la mutilación de un eunuco se guardaban durante años en pequeñas cajas de madera a modo de tesoro. Y lo eran realmente porque tras la muerte del eunuco, se cosían a sus restos mortales y así, recuperaban su integridad para ir al cielo.