Hace tiempo que debería haber contado en un capítulo mi visita a Yellowstone. No por mi visita como tal, pero sí por lo que allí me encontré y las implicaciones que tiene todo eso en nuestra vida diaria actual, nos guste o no. Porque aunque quizá para muchos sea una historia desconocida, que un científico se pusiese a mirar que microbios había en las charcas de Yellowstone nos ha permitido poder determinar la presencia de coronavirus en nuestra nariz.
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