Últimamente me estoy encontrando con mucha fuerza, y por razones profesionales, con una miríada de sectas evangélicas, con origen latinoamericano y mucha influencia en la vida de las personas. En muchos casos son personas desfavorecidas a las que se les piden «diezmos» para sufragar los gastos del pastor, quien no oculta su carácter ultraconservador: el demonio por todas partes y una sutil (a veces no tan sutil) con movimientos populistas internacionales de ultraderecha.