En la cena de nochevieja pude comprobar en primera persona y con personas poco «sospechas» ideológicamente, que las mentiras que se están generalizando en los medios, especialmente las privadas, que invitan a mentirosos profesionales, travestidos de periodistas, están calando.
No nos engañemos: no están en juego unas elecciones. Está en juego la democracia, que si ya era precaria, las mentiras ocupando el espacio de la información veraz (que no objetiva), van a terminar por matarla.