¿Os imagináis a la cúpula de una banda terrorista definiendo y decidiendo cómo han de resarcir a sus propias víctimas y estableciendo las reglas de un proceso de reconocimiento del daño y de compensación? Algo así pretende la Conferencia Episcopal establecer en España para las víctimas de los abusos cometidos dentro de su seno o bajo su amparo. El victimario decidiendo cómo hacer con las víctimas para cerrar el proceso de agresión. Una fantasía llena de hipocresía, dolor y trauma para siempre.