Seis jóvenes antifascistas de Zaragoza llevan varios meses en la cárcel por las protestas ante una sede de Voz en Zaragoza, por un mitin en la capital maña en 2019. Juzgados y condenados. Como lo fueron unos jóvenes en Alsasua, por una pelea tabernaria que fue convertida en un atentado contra la autoridad.
Mientras hemos visto durante meses (y ahí siguen rezando el rosario cada tarde en los aledaños) a grupos violentos de antisistema fascistas, antidemocráticos, antimonárquicos de derechas y, sobre todo, jovenes y viejos manejados por Vox y otros movimientos ultras y con la colaboración de sectores del Partido Popular, arremeter contra las fuerzas del orden público sin apenas reacción. Hay dos Españas. La que sufre los envites de la judicatura como si fueran criminales peligrosos y la de aquellos que tienen campo libre para sus fechorías.