Entre Caperucita y Pedro, nos han metido el miedo del lobo en el cuerpo. Pero los lobos no atacan a personas y además son necesarios para mantener el equilibrio en nuestros montes. A modo de Carapuchiña Vermella yo también iba por el monte sin miedo al lobo, pero eso lo hacía hace un mes, y sigo sin él. Otras cosas me dan más miedo en esta vida. Yo, como los vecinos, cero preocupación.
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